Autor: Arturo Mendoza Martínez
Por milenios, a los murciélagos se les ha asociado con lo
misterioso, lo esotérico, la muerte, lo sobrenatural y lo enigmático.
Civilizaciones antiguas de México como los zapotecas, los aztecas y los mayas
los veneraban, ya que consideraban que eran entes divinos, y en el caso de los
mayas, hay un signo zodiacal del murciélago que hace referencia a la muerte, la
noche y el inframundo.
Esa concepción ha persistido, pero se ha transformado en una
visión en la que se les considera criaturas del lado oscuro de la Naturaleza,
es decir, de ese grupo de extraños seres, enigmáticos, perturbadores, de los
cuales nadie quiere hablar ni mucho menos conocer ni entremezclarse con ellos.
A pesar del enorme avance del conocimiento, esa visión de
los murciélagos como seres oscuros, hostiles, peligrosos e infectivos, no ha
sido totalmente desmentida. Lejos de eso, pareciera que la ciencia no ha sido
suficiente para hacerle justicia a estos misteriosos, pero asombrosos animales.
Bastaría con leer sobre ellos en libros o revistas
científicas, sin embargo, en estos tiempos en que la Naturaleza nos ha puesto
de cabeza y nos ha cambiado las reglas del juego de la vida, debido a la
persistente contingencia sanitaria, a estos animales se les ha acusado de ser
parte de la causa de que ese extraño virus haya cimbrado nuestras vidas durante
al menos dos años. No es necesario detallar en este asunto, ya que existen
notas periodísticas en las que se ha señalado que los murciélagos fueron los
portadores originales del virus causante de la COVID 19, sin embargo, solo hablan
de ellos sin considerar que no se ha encontrado evidencia de que algún
murciélago sea portador de ese virus. Ni siquiera cuando se lanzó la célebre
novela Drácula, en 1897, habían tenido
tanta difamación estas criaturas. Por eso, nos daremos la oportunidad de revisar
brevemente acerca de estos maravillosos seres.
Al observarlos en fotos o ilustraciones, surge la idea de que
se tratan de ratas con alas, pero no hay nada más lejos de la realidad que eso.
No, no son ratas, ni tienen el mínimo parecido con estas. Simplemente son un grupo
de mamíferos con un aspecto corporal, parecido al de estos roedores, pero
tienen muchas características que terminan de alejarlos más. El más obvio es el
de ser mamíferos voladores; a lo largo de su historia evolutiva, los
murciélagos desarrollaron alas, gracias a las adaptaciones de sus manos. Así
es. Imaginemos que nuestras palmas se encogen, nuestros brazos se adelgazan y
se empequeñecen y nuestros dedos se alargan y quedan unidos por una membrana
muy delgada y esas membranas llegan hasta nuestros costados, de nuestro cuello
al abdomen. Finalmente, si pudiéramos encoger un poco nuestras piernas y pies,
podríamos adoptar la apariencia de un murciélago. Imaginándolo así, es fácil
entender que las alas se deben al alargamiento de los dedos. Si, a pesar de
esto, aún creen que los murciélagos parecen ratas, entonces pregúntense, ¿las
ratas tienen manos con dedos grandes para que formen esas alas que acabamos de
imaginar?
Hay murciélagos por todos lados, excepto en los glaciares.
Hoy se sabe que existen más de 1400 especies en el mundo, de las cuales México
tiene 140. Una de las causas de estos grandes números, es la enorme diversidad
de hábitos alimenticios que presentan. La mayoría de los murciélagos se
alimentan de frutos, polen, néctar, insectos, peces, pequeños invertebrados y
hojas. Finalmente, sólo existen tres especies que se alimentan de sangre, del
total que existe en el mundo, las hematófagas. En estos casos, generalmente se
alimentan de la sangre de vertebrados silvestres o de animales de ganado. Así
que, es muy poco probable que, si un día llegamos a toparnos con una colonia de
hematófagos, en la entrada de una cueva o en un bosque, puedan atacarnos
perversamente para chuparnos la sangre y convertirnos en vampiros.
Esa diversidad de hábitos alimenticios les permite a los
murciélagos proporcionarnos una gran variedad de servicios, gracias a los
cuales hoy tenemos el estilo de vida que llevamos. Los que consumen néctar de
muchas flores, son importantes polinizadores de plantas de un alto interés
económico, como las pitayas, los agaves y magueyes. Si no fuera por ellos, no
tendríamos tequila, mezcal o pulque con el cual brindar en nuestras fiestas.
Otro de sus invaluables servicios yace en su don del vuelo.
¿Qué tendría de maravilloso que los murciélagos vuelen si aún con eso tienen un
aspecto terrorífico? Pues gracias a ello, pueden dispersar las semillas de los
frutos que comen, incluso por distancias muy largas, lo que a su vez propicia
que un bosque puede volver a expandirse si recientemente fue quemado o reemplazado
por campos de cultivo. Asimismo, aquellos murciélagos que forman colonias de millones
de individuos, durante su vuelo pueden devorar toneladas de insectos, como mosquitos,
moscas, y otras especies que pueden volverse plagas para cultivos agrícolas
importantes, como maíz, algodón, caña de azúcar, entre muchos otros y, que
también pueden transmitir enfermedades. Por lo que en vez de acusarlos de que
nos transmitan la COVID 19, más bien debemos agradecerles que no sea tan fácil
infectarnos de dengue por algún mosquito.
Sería imposible resumir en tan solo dos cuartillas todo lo
bueno que los murciélagos hacen por nosotros. Sin embargo, podemos concluir que
se trata de animales con roles vitales en los ecosistemas, que son sumamente
diversos, y sin sus servicios, nuestra vida moderna no sería lo que es. Hoy en
día disponemos de basta información en algunos libros o artículos académicos,
para informarnos mejor, comprenderlos y apreciar sus beneficios, y así entender
que, aunque muchos de ellos medran en la oscuridad de la noche, no es porque
tengan intenciones oscuras, simplemente, esa es su naturaleza.
Figura 1. Muciélago de la especie Lasiurus blosevilli. Especie insectívora, destaca por su pelaje
rojizo. Se aprecia que la membrana alar está formada por sus extremidades
superiores.
Figura 2. Murciélago del género Myotis spp, género muy diverso de insectívoros.
Figura 3. Rostro del murciélago del género Pipistrellus spp.
Figura 4. Ejemplar de la especie Centurio senex. Especie frugívora que destaca por los plegamientos
de la piel de su rostro, haciéndolo parecer un anciano, de ahí su nombre.
Figura 5. Dos especies de murciélagos frugívoros. Arriba, Artibeus lituratus; abajo, Artibeus jamaicensis.
LITERATURA RECOMENDADA:
http://blogs.ciencia.unam.mx/lahuella/2016/05/04/y-los-murcielagos-en-el-mexico-prehispanico/
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-25742013000200007
https://www.mexicodesconocido.com.mx/horoscopo-maya-quieres-saber-cual-eres.html
https://cienciaergosum.uaemex.mx/article/view/14941/11896
http://www.encuentros.uma.es/encuentros62/murcielagos.html
Sobre el autor: https://www.blogger.com/blog/post/edit/237276068855204020/6946366410126622049
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