Autor: Arturo Mendoza Martínez
Actualmente estamos viviendo en la era de la información cualquier tema de cualquier área esta al alcance con solo teclearlo en el teléfono celular, sin embargo, el interés y conocimiento sobre los murciélagos aun es escaso, y no tenemos la capacidad de dimensionar el efecto tan importante que tienen en nuestras vidas de estoy animales tan interesantes. Por lo tanto, el objetivo de este escrito es brindar información poco conocida de los murciélagos y su impacto en nuestra vida cotidiana, por qué aunque no lo crean muchas cosas que consumimos son producto de manera indirecta de estos mamíferos voladores.
Los humanos hemos creado un entorno
seguro, sin considerar que nuestra existencia está fuertemente
ligada a los ecosistemas que nos rodean, los cuales dependen, a su vez, de la
actividad de los murciélagos. Las personas expresa, sin
pensarlo, que los murciélagos son peligrosos y horribles, e insinúan que preferirían que
desaparecieran de la faz de la tierra. Si se cumpliera este deseo, ¿cómo sería
nuestra vida actual ante la ausencia de murciélagos? Vamos a tratar de
imaginarlo.
A todos nos gusta ir a la playa, para muchos es un paraíso. Si los murciélagos dejaran de existir, describir como paraíso una playa sería lo más inadecuado, ya que esos paisajes estarían infestados de nubes densas de mosquitos. Las noches en el hotel en que nos hospedáramos experimentaríamos como las luminarias serian rodeadas por cientos de mosquitos, y otros insectos como moscas y palomillas; estos mismos insectos estarían en la habitación que alquilamos, y pasaríamos la noche rociandonos la piel con repelentes para tratar de ahuyentarlos, y si eso no funcionara (ya que algunos insectos se pueden hacer resistentes) dormir sería un suplicio. Los televisores en las habitaciones de los hoteles también estaría invadida de insectos voladores, que se sienten atraídos por la luz y la energía eléctrica de los monitores. Si tuviéramos una boda en la playa a la que nos invitaran, sería épico llevar una vestimenta adecuada ya que la plaga de polillas podría haber roído nuestras prendas, y comprar más no sería ya que las prendas que contuvieran algodón, serían escasas y muy costosas ya que las pocas cosechas de algodón que se hubiesen salvado de las plagas de insectos y comercializado a las fábricas textiles no serían suficientes para producir prendas que satisfagan nuestra demanda . Y todo por la falta de murciélagos. Si todo lo anterior no fuera alarmante, tendríamos mucha mayor probabilidad de contraer malaria, dengue o zika, sin salir del hotel, pues un solo mosquito, portador de esos virus, bastaría para infectarnos. En cuanto a los lugareños, todos los días estarían sufriendo con consumir repelentes y cada día tendría que ir un servicio de fumigación a rociar las casas. La playa dejaría de ser un atractivo turístico por estas plagas de insectos y por el aire contaminado de plaguicidas y repelentes. Por ende, la gente podría migrar a las ciudades y las playas se volverían lugares inhabitables, donde ni los cruceros más carismáticos querrían atracar; un escenario así haría desaparecer sitios turísticos de élite como Cancún, Playa del Carmen o Huatulco. Sin contar la crisis sanitaria que se desataría por los picos de casos de dengue, zika, chikungunya y otras enfermedades que usan a los insectos como vectores.
Poblaciones con alta participación en la industria agropecuaria
quedarían deshabitadas o con altos grados de marginación, ya que los insectos se volverían plagas y arrasarían los campos de cultivo, o en vectores para enfermedades para la industria ganadera. Los campos de cultivo
se convertirían en pastizales repletos de hierbas malas, los agricultores abandonarían
sus terrenos y también optarían por migrar a las ciudades grandes. La
historia no terminaría ahí; podríamos experimentar alzas desproporcionadas en
los precios de alimentos como maíz, frijol, jitomate, café, higo, guayaba,
ciruela, zapote o aguacate, que serían escasos y difíciles de producir ante los
ataques masivos de insectos herbívoros, o bien las cosechas podrían estar
contaminadas por el uso excesivo de plaguicidas.
Este escenario, si bien suena dantesco, es justo a lo que
nos expondríamos ante la ausencia de murciélagos insectívoros (Figura 1), muchos de los
cuales forman colonias de millones de integrantes, que, en conjunto, pueden
devorar entre 30 y 80 toneladas de insectos por noche, entre mosquitos,
polillas o escarabajos que pueden ser plagas de cultivos o pueden ser vectores
de los virus del dengue o zika, ya mencionados.
Figura 1. Muciélago de la especie Lasiurus blosevilli. Especie insectívora, destaca por su pelaje
rojizo. Se aprecia que la membrana alar está formada por sus extremidades
superiores.
Retomando la boda en la playa, si aún decidiéramos ir, tendríamos que
brindar sin tequila ni mezcal, lo cual a muchas personas les podría disgustar. Esto se debe a que hay especies de murciélagos que se alimentan del néctar de los agaves a partir
de los cuales se fabrican dichos licores; al alimentarse del néctar polinizan a
esas plantas, favoreciendo que se originen variedades de agave más resistentes
a plagas causadas por hongos. Pero sin estos murciélagos, la industria
tequilera y pulquera habría quedado en bancarrota hace mucho tiempo y el mezcal tal vez
solo sería una leyenda prehispánica.
Podríamos llevar esta distopía a un nivel mayor conforme la ausencia de estos mamíferos voladores se hace mas larga: la tasa de deforestación del país sería superior; de hecho habríamos acabado con nuestros bosques y selvas a una rapidez dramáticamente mayor a la tasa promedio que se experimentó durante el auge industrial y agropecuario de finales del siglo XIX y casi todo el siglo XX en México. Tabasco, por ejemplo, se habría convertido en una planicie casi totalmente inundada, con un suelo compactado y erosionado sin la capacidad de absorber el agua de los ríos y lluvias, pues al haber eliminado, en más del 90% de su territorio las selvas y los manglares que protegían las costas y poblaciones de inundaciones severas, los desbordamientos de los ríos habrían invadido toda la tierra. Esto se debe a que en ausencia de murciélagos dispersores de semillas producidas por numerosas especies de árboles frutales de las cuales ellos se alimentan, la regeneración de los bosques y selvas no se podría llevar acabo, nada impediría la erosión, desgaste e inundación de los suelos a gran escala. Aunque solo hablemos de Tabasco, otras poblaciones en Puebla, Veracruz, Chiapas y todas aquellas que están en las faldas de cadenas montañosas, probablemente sufrirían las mismas inundaciones o deslaves ante la escasez de áreas forestadas que prevengan dichos desastres. Muchas de las carreteras quedarían sepultadas y destruidas, y entonces muchas ciudades quedarían incomunicadas. Si además de eso, tomamos en cuenta el actual cambio climático, México se habría convertido en un país predominantemente árido, con temporadas de lluvias mucho más agresivas, sin posibilidad de la regeneración natural de bosques por efecto de los murciélagos dispersores.
Pareciera que “sólo eliminamos a los murciélagos” pero el
efecto que esa ausencia traería a nuestras vidas podría ser peor de lo que
estamos retratando aquí, por lo cual es importante valorar a estos asombrosos
animales que sin duda pueden ayudar a prevenir la pesadilla antes descrita,
solo con aprender a convivir con ellos y respetarlos.
REFERENCIAS
https://www.uv.mx/cienciauv/blog/murcielagosheroesovillanos/
https://cienciaergosum.uaemex.mx/article/view/14941/11896
http://www2.izt.uam.mx/newpage/contactos/revista/85/pdfs/murcielagos.pdf
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52154158
https://novedadesdetabasco.com.mx/2019/03/21/deforestacion-el-alto-precio-del-desarrollo-en-tabasco/
Sobre el autor: https://www.blogger.com/blog/post/edit/237276068855204020/6946366410126622049
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